domingo, 20 de julio de 2008

Pabellón de Uruguay (1929)



Texto:Colaboración de Juan José Cabrero (jujoca(arroba)ono.com)
Imagenes: Sevillasigloxx.com

El Gobierno de la República Oriental de Uruguay, comunica en 1911, al Encargado de Negocios español en Montevideo, la aceptación a la invitación de participar en la Exposición Hispano-americana, con la reserva de conocer el carácter de la muestra. Con motivo de los actos conmemorativos del Centenario de las Cortes de Cádiz, celebrados en dicha ciudad en 1913, y la grata impresión que el Gobierno Uruguayo había sacado de los mismos, éste comunica no existir dificultad para la concurrencia en actos de índole similar.

Pero los acontecimientos de la segunda década de este siglo, hacen cambiar sin embargo, esta primera intención de participar. Así en enero de 1925, el Consejo Nacional, revoca su primer compromiso y en el mes de abril del mismo año, el Ministro de Exteriores, aún mostrándose partidario de la participación de la República en el Certamen sevillano, advierte a nuestros representantes que era necesario contar con el beneplácito de las Cámaras, y en general había oposición en este sentido, ya que se argumentaba que las materias primas producidas por ésta república eran demandadas en todo el mundo, por lo que hacía innecesaria la participación en este tipo de ferias internacionales, siendo un gasto inútil los fondos destinados a este fin.


Y a poco estuvo de quedarse sin representación, ya que se tardó algo mas de dos años para que se decidiera la participación del país americano; de hecho Uruguay no estuvo presente en la Exposición del Centenario de la independencia de Brasil. Frente a este oposición, la influyente colonia española, organiza junto al embajador español, una amplia campaña en favor de la participación en el encuentro hispanista, haciéndose eco la prensa del país. Dando como fruto una nueva iniciativa por parte del Ministerio de Estado, consistente en la construcción de un pabellón para la exposición de los productos tantos industriales como rurales y manufacturados, así como los aspectos administrativos, culturales y artísticos, con una superficie de 1000 m2 y dos cobertizos para la presentación de productores vacunos y lanares.


Sometida a debate esta propuesta en mayo de 1927 en la Cámara Alta, provocó que algunos senadores hicieran encendidos discursos en favor de la "Madre Patria" , sin esperar beneficios económicos que justificaran tal presencia. En cambio los comunistas se opusieron defendiendo que era un gasto inútil y burgués. Por fin el 11 de mayo de 1927, es aprobada por el Congreso de los Diputados la concurrencia del país americano a la Exposición, con una dotación inicial de 80.000 pesos-oro, que luego se aumentaría hasta 100.000, al objeto de hacer permanente la construcción del edificio y poder ser utilizada en el futuro como consulado y biblioteca, denominándose ésta "América de Uruguay".


Una vez dotado de presupuesto el proyecto, se constituye un comité organizador, el cual convoca un concurso entre los arquitectos residentes en el país, los cuales tienen como plazo hasta el día 3 de septiembre del mismo año para presentar sus trabajos. En las bases de la convocatoria el comité establece dos condiciones básicas, una que sea económico, y otra que armonice con el estilo predominante en el sur de España, tales como mudéjar, morisco, barroco del siglo XVIII, etc.


Este último condicionante produjo cierta reticencia, por otra parte justificada, en el seno de los arquitectos que pensaban presentarse el concurso, aduciendo que no solo algunos estilos no eran apropiados para un pabellón, sino que precisamente es en España donde se encuentran las mejores muestras de estos estilos, por lo que por bueno que fuera, no haría sino desmerecer.


La entrada en Neobarroco, es lo más caracteristico del pabellón



A pesar de todo, el concurso siguió adelante, presentándose 19 trabajos, siendo premiado el presentado por Mauricio Cravotto, por su economía, facilidad de construcción y características estéticas.

En el mes de diciembre de 1927, se nombra al Doctor en medicina Torres Insargarat, Comisario de la representación, era hombre de reconocido prestigio, ajeno a la política y por tanto bien acogido por todos.


El Sr. Torres se desplaza a Sevilla estableciéndose en el Consulado de Uruguay en la calle Bamberg 3, gestionando la elección de parcela, y revisando los aspectos jurídicos y económicos de la cesión; intentando conseguir un tratamiento similar al de los EE.UU., consiguiendo la cesión de los mismos por espacio de 75 años, al igual que el resto de países americanos, no siéndo aplicado el trato especial al que aspiraba.

La parcela inicialmente elegida fue la ubicada junto al pabellón de Méjico, pero ésta fue adjudicada a Brasil, por lo que se le asigno una nueva junto a la de los EE.UU. y Chile, quedando zanjado así el asunto a gusto de todos. La parcela de 2.324 m2 de superficie, fue entregada el 8 de junio de 1928, a reserva de formalizar las escrituras por el Ayuntamiento.

Para ejecutar el proyecto, se designa al arquitecto Emilio Conforme, y al contratista sevillano Manuel Alvarez. A simple vista, en la composición del pequeño edificio, se diferencian dos piezas que se yuxtaponen:


- La Nave Principal, formada por la intersección de dos cuerpos a modo de crucero, uno en sentido paralelo a la fachada y otro perpendicular a la misma, y que formaliza la entrada, organizando ambos en una sola planta que al parecer por condiciones económicas y de superficie impidieron que el arquitecto proyectara una planta mas en el principal.

- El Cuerpo Trasero, de forma de triángulo equilátero, acabado en proa y que apunta a un tímido patio central de igual forma, no existente como tal, pero si insinuado en la cubierta . Este cuerpo se organiza como deambulatorio perimetral, alrededor del espacio central, con escasa altura.

Este conjunto constituye un edificio sobrio de tradición urbana, con fachada organizada y representativa que es el tránsito hacia el cuerpo donde se aloja el espacio funcional propiamente dicho.

Alzado y Planta




El cuerpo lateral de pequeña escala que se anexa a la entrada, no deja de extrañar. Sobra desde cualquier tipo de análisis, y puede ser un intento del autor de dar "cierta gracia" al edificio, añadiéndole una terminación semicircular y causar un efecto de arquitectura improvisada y popular, acercándose a las haciendas coloniales de Uruguay, con la única intención de ganar el primer premio.

El pabellón, como ya hemos dicho, es sobrio exteriormente, con portada neobarroca, que responde en cierto modo la estética manierista propuesta por la comisión organizadora, a caballo entre una organización tipológica y una composición propia del siglo pasado; adaptando algunos elementos como arcos de medio punto y cubiertas de teja cerámica curva al gusto imperante por el estilo andaluz.

Detalles de la Portada




La estructura del edificio es de hormigón armado con zonas mixtas de muros de fábrica, sobre zapara corrida en forma de T invertida, a una profundidad de 1,5 mts. Los forjados se resuelven mediante lozas armadas en sus dos direcciones, salvo en algunas zonas que es unidireccional.

La exposición presentada por Uruguay en su pabellón, se componía de representación estatal y pública, y se dividían en tres secciones dedicadas a industrias, lanas, bellas artes, frigoríficos, Escuelas Industriales e Instituto Agrónomo y obras de arte contemporáneo, seleccionadas en un Concurso Nacional.

Los productos y datos expuestos, eran muy diverso, como exhibición de gráficos, datos económicos. muestrarios, maquetas, etc. Había salas dedicadas a la ganadería y a la comercialización de la carne congelada y en conserva. Sección de frigoríficos mostrando mediante cristales las reses congeladas y proyección de una película sobre el proceso de preparación.

Las instituciones públicas que colaboraron fueron los Ministerios de Obras Públicas, e Industria, las direcciones de Agronomía, Inmigración, Inspección de Colonias, de Estadísticas, Enseñanza Industrial; las Escuelas de Veterinaria y Odontología, etc. El sector privado expuso carnes y conservas, cueros, calzados, vinos y licores, madera y parquets, tejidos, productos químicos y farmacéuticos, etc. La semana en honor de Uruguay se celebró del 15 al 21 de Octubre de 1929.

Este edificio, representativo de la República del Plata, que quiso recrear una arquitectura nacionalista, partiendo de las influencias recibidas de España e Italia, es actualmente sede del Consejo de Estudiantes del Distrito Universitario de Sevilla.

Detalle de la Forja

El Pabellón en 1929




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