viernes, 28 de marzo de 2008

El Pabellón de la Santa Sede: Edificio y Exposición

Los días del Pabellón de la Santa sede para la exposición de 1992 parecen estar contados. A pesar de la propuesta de su arquitecto, Miguel Oriol e Ibarra de adaptarlo, eliminando el carácter efímero del mismo. Desde aquí quiero dar a conocer un poco de la historia del pabellón así como algunas de las obras que se exhibieron durante la exposición.


Las obras

El pabellón de la Santa Sede se concibió como un libro efímero, un libro donde se recogían cinco siglos de proceso evangelizador principalmente en América Latina. La exposición se distribuía en dos plantas. Para la muestra se construyo un ciborio, replica de otro encargado por Pio II en 1458. En total se expusieron 255 piezas, algunas de ellas únicas en el mundo.

Ciborio

La Resurrección de Cristo. Bartolomé Esteban Murillo. 1655-1656. R.A. de BB.AA. de San Fernando, Madrid.

El Sevillano Bartolomé Esteban Murillo fue el pintor más famoso de su ciudad en una época en que la capital hispalense del barroco era famosa por sus pintores. Su arte cimentado en un dominio excepcional del dibujo y en un colorido ligero y vaporoso, tuvo el valor añadido de ofrecer personajes de amable configuración , que captan la atención de los espectadores, transmitiéndoles la necesaria confianza que los hombre han de tener hacia los seres celestiales. Como ha advertido su mejor biógrafo, el profesor Diego Angulo, el gran acierto de Murillo fue desdramatizar la pintura religiosa, incorporando a ella un optimismo vitalista que contribuyo a aliviar tensiones existenciales de un periodo repleto de dificultades materiales.

Todos estos ingredientes se observan en este bellísimo y refulgente Resucitado, pintado entorno a 1655, poco antes de realizar el "San Antonio" de la catedral, su destino fue la Capilla que la Cofradía penitencial de la Expiración tenía junto a la portería del convento de la Merced Descalza de Sevilla donde permaneció hasta 1811 en que el Mariscal Soult se lo lleva a Francia. Tres años después fue devuelto por el gobierno francés, depositándose en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.



Juan Hutiquio (Compilador). Novus Orbis Regionum Ac Insularum Verribus Incognitarium. Basilea 1531-1533. Cabildo de la Real Colegiata de San Isidoro, León.

Curiosa colección de diecinueve relatos y estudios geográficos de celebres viajes terrestres y marítimos. Entre los que podemos encontrar relatos de Alverico Vespucio, Americo Vespucio, Cristobal Colón, Rey Manuel de Portugal o Pedro Alonso Pinzón.


Arqueología Mesoamericana. Mosaico de Placas de Serpentina. Zaachila, México. 200 d.c. Colección Privada.

De entre las 36 piezas de arte precolombino que se expusieron tenemos este mosaico de placas. Representa al dios murciélago con lengua bífida, uno de los trece dioses del panteón Zapoteca; su culto se manifiesta mediante ofrenda de frutos y algunos animales domésticos o de caza, alguna vez también sacrificios humanos. Este raro ejemplar es del estilo del Monte Albán II a III. Se compone de 34 piezas de piedra verde, color relacionado con el maíz, con oreja de hueso. Esta serpentina dura, esta muy finamente trabajada mediante técnicas de corte, abrasión y pulimentado indígena.



Retrato de Fray Francisco Zumel. Francisco de Zurbarán. 1598-1664. R.A de BB.AA. de San Fernando, Madrid.

Representa al padre Francisco Zumel que durante treinta años explicó teología en la Universidad de Salamanca. Se halla de pie con un libro en actitud de escribir pues lleva pluma en la mano derecha. Aparece con rostro ensimismado, cautivo de la inspiración. Entre la penumbra destaca la mesita donde el Doctor deja su bonete. Este cuadro formo parte de la seria del convento de la Merced Descalza. Se quiso adecentar con una serie de ilustre profesores pertenecientes a la orden mercedaria. La serie se sitúa entre 1631 y 1640. Don Manuel Godoy trajo varios cuadros de esta serie a su palacio de Buenavista, en Madrid, en 1816 fueron entregados a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en total son cinco lienzos: Fray Jeronimo Pérez, Fray Hernando de Santiago, Fray Alonso de Sotomayor, Fray Pedro Manchado y Fray Francisco de Zumel.



Plano del Hospital de Leprosos de San Lázaro. Cartagena de Indias, 1764. Archivo de Indias Sevilla.

La mayoría de los hospitales se fundaron a lo largo de los siglos XVI XVII, siguiendo el esquema y las normas implantadas por los de Santa Cruz de Toledo, Santiago de Compostela y Granada. Se pretendía que estuvieran alejados de los centros urbanos, con agua corriente y ventilación, aunque no siempre se cumplió.

El Hospital de Leprosos de San Lázaro, de carácter civil, se construyo por primera vez a finales de 1592. Cartagena por su situación junto al Caribe, en una zona de ciénagas del valle inferior del Magdalena, se vio acuciada con frecuencia por problemas sanitarios: epidemias y contagios. Dado el crecimiento natural de la ciudad, el municipio procuró el traslado de éste. Fue ya en los primeros años del siglo XVII cuando se realizo su segunda fundación, esta vez en el cerro de San Lázaro. Hacia 1740 la leprosería tenia 160 enfermos, no solo de la capital, sino de todo el virreinato de Nueva Granada.

En 1763 se vio una vez más la necesidad de volverá trasladar el hospital. El gobernador encargo la traza, que es el plano que se presenta al ingeniero Arévalo. Arévalo ideó este edificio con dos patios; en torno al patio de mayores dimensiones se hallaban las habitaciones de los enfermos, cuatro enfermerías y un refectorio; frente a esta se situó la capilla. La zona que rodeaba al patio menor estaba dedicada a los visitantes. La nueva construcción se realizo en el Caño del Loro y no finalizo hasta 1789.



El Pabellón

Composición arquitectónica

Su volumen esta compuesto por un prisma rectangular de planta 50 x 20 metros coronado por una familia de bóvedas de cañón, presidida por una cúpula en bóveda de arista de 20 metros de altura en su clave.

El espacio interior esta ordenado en tres naves longitudinales de N a S -de 5 m de vano las laterales y de 10 m la central- que acometen desde el S y desde el N, al ámbito unitario nuclear máximo tanto en altura como en su planta de ocupación completa y cuadrada, cubierto por la cúpula citada.

El proyecto sigue el criterio basilical típico que tensiona la atención hacia el punto de mayor significación , centro de gravedad que concita el interés al distinguiré del centro geométrico y de simetría, en planta.

Las bóvedas de cañón se enfrentan a las fachadas en planos perpendiculares a sus ejes longitudinales y se abren así, según los arcos de medio punto correspondientes en la cara norte y en rincones de claustro las laterales de la cara sur que valorizan la portada. En sus fachadas E y O los lunetos proporcionales a sus bóvedas y normales a sus ejes resuelven la continuidad armónica de la arquitectura.

Ésta, salvo en el ritualizado acceso principal se enseña al exterior en silueta de arcada continua.

Materiales

Se han elegido tres materiales únicos como elementos constructivos del conjunto: el acero tubular (radio de 20 cm), constante en toda la estructura excepto en los arcos mayores de cúpula (25 cm) , que permite , con su homogeneidad , la geometría del conjunto ; el cristal , transparente u opaco para el cerramiento , trabado en malla de aluminio lacado, independiente de la estructura fundamental paro soportado por ella; y el hormigón, en cimentación y pavimento. Éste se ha compartimentado en tabletas independizadas por listones de mármol negro que insisten en los criterios geométricos que caracterizan la obra.

Detalle: Estructura tubular y Cristal

Vista de las bovedas



Ordenación interior

Se ha escindido el espacio hueco general con un plano de entreplanta que permite jerarquizar, en ámbitos de diferente dimensión y categoría, el itinerario ininterrumpido, imprescindible en una exposición de este tipo.

Una escalera central, a la entrada (que rodea un volumen cilíndrico desde el que se podría predicar hacia el exterior, a través de la corredera vítrea proyectada a estos efectos) da acceso a la plataforma que recorre, a 6,29 m de altura, el pabellón. Esta escalera se desarrolla axialmente y alejada de las paredes del cerramiento en su tramo sur para permitir las vistas de obras de arte de grandes dimensiones desde distancia suficiente. Al llegar al gran ámbito central, se ajusta su perímetro, dejando abierto un amplio hueco circular al que se asoma a modo de coro majestuoso. En su tramo norte se distribuye en compartimentos menores que permiten atribuciones especificas, necesarias para la exposición: dos escaleras vuelven a conectar los distintos niveles, el intermedio de los cuales sirve como centro emisor y de comunicaciones.

La planta principal se extiende fluida hasta su cara norte, acentuada y ordenada verticalmente por el bosquecillo de columnas y evaluada zonalmente según diferentes alturas determinadas por la entreplanta y sus huecos.

Ordenación interior



El Color

Se han usado el blanco y el negro en la estructura y un rosado pálido para los paramentos y pavimentos interiores.

Objetivo

Hemos tratado de conseguir una arquitectura cuya geometría identificara el constante criterio de ordenación espiritual que ha caracterizado a la Santa Sede sin acusar un carácter eclesial inapropiado para la Expo.


El Pabellón durante la Exposición


*Texto e Imagenes procedentes del catálogo oficial del Pabellón de la Santa Sede para la Exposición universal de 1992.

1 comentario:

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